viernes, 13 de diciembre de 2013

El buen uso del español, nuevo libro de la RAE

Hola a tod@s!

Hoy os traemos un reportaje sobre el nuevo libro que va a publicar la RAE acerca de las normas de ortografía y gramática. Esperamos que os sea muy útil!

Consultorio RAE para víctimas de la enseñanza

La Academia presenta El buen uso del español, resumen de las normas de ortografía y gramática

Para los talibanes de la puntuación, para los eternos dudosos de las tildes, para los curiosos, para los eruditos, para las víctimas del sistema educativo y, en definitiva, para el usuario universal de nuestra lengua, la RAE acaba de publicar El buen uso del español. Su director, José Manuel Blecua, el académico Salvador Gutiérrez y la directora general de Espasa, Ana Rosa Semprún, han presentado esta mañana el volumen, en plena época de compras navideñas. Ya es tradición, como ha recordado Gutiérrez, que la institución presente sus “nuevas criaturas” en estas fechas, así que “hoy podemos decir que ya es Navidad en la RAE”, bromea el académico.

Con una primera tirada de 20.000 ejemplares, elegantes como siempre, de tapa dura y funda de cartón, las expectativas de venta son altas. “Los libros de la RAE siempre son bestsellers”, recuerda la responsable de la editorial, con dos ejemplos: la última Ortografía vendió 60.000 ejemplares y la Nueva Gramática, 35.000.

Este nuevo manual es “un gran resumen” de ambas obras, con un tono didáctico y una estructura de más de 200 temas sintetizados al máximo en páginas dobles, además de una decena de apéndices sobre conjugaciones, abreviaturas, gentilicios y símbolos, que “se pueden leer como se juega a la rayuela, o como se lee Rayuela”, explica Gutiérrez.

“Ha sido una tortura tener que resumir cada cuestión en una sola página doble”, confiesa el académico. El libro, en su afán divulgativo, apuesta por “la ejemplificación abundante y las explicaciones claras”.

Como advierte Gutiérrez, El buen uso del español “no es un libro de estilo, sino de norma”. “Pero lo que hoy es norma puede morir y lo que hoy es condenado, puede ser norma en el futuro. Los filólogos estamos vacunados contra el inmovilismo”.

Según el académico, “el peor enemigo de la lengua es darle poca importancia a su enseñanza. Si un chico de 13 años no lee con soltura, esa deficiencia será difícilmente salvable y le lastrará en todo su aprendizaje”.

El libro ha sido confeccionado con la colaboración de las academias argentina, uruguaya, mexicana y costarricense y también incluye dudas y errores propios de América que aquí no se producen, porque la obra está pensada para los 500 millones de hispanohablantes, y “el centro de gravedad del idioma ahora está en América”, subraya Gutiérrez.

Hace pocos días, el Instituto Cervantes -también con Espasa- publicó Las 500 dudas más frecuentes del español. Aunque ambos lanzamientos se solapan por completo y competirán entre sí en las estanterías, los responsables de El buen uso de el español aseguran que son libros muy distintos y su coincidencia en el tiempo “demuestra el interés que suscita la lengua”. “El libro del Cervantes responde a preguntas muy concretas, muchas de ellas referidas al léxico, mientras que este se centra en la ortografía y la gramática”, explica Blecua.

Aunque la RAE ha hecho una apuesta decidida por la digitalización de sus obras en los últimos tiempos, este libro no estará disponible de momento para su consulta online. “Espasa querrá recuperar su inversión”, explica Gutiérrez, que confía en que pasado algún tiempo sí se pueda acceder a él desde el portal de la RAE.

Notarios, no prescriptores

Preguntado una vez más por la posibilidad de eliminar términos sexistas u ofensivos, Blecua ha recordado por enésima vez que la RAE debe ejercer como notario del uso de la lengua y si el uso discriminatorio o despectivo de una palabra está respaldado por el uso de los hablantes, seguirá apareciendo en el diccionario, cuya 23ª edición se presentará, “si todo va bien”, en octubre del año próximo.

“No se puede ver el diccionario como un organizador social para remediar los males de nuestra sociedad machista. La lexicografía es una ciencia objetiva con principios universarles y la RAE no puede estar en contra de la ciencia”, exclama el director. Además, como decía el otro día el secretario, Darío Villanueva: “La lengua también tiene que poder servir para expresarse como un canalla”. 

Articulo aparecido en la edición digital de El Cultural, perteneciente al periodico El Mundo

martes, 10 de diciembre de 2013

Curiosidades acerca de la Catedral de Sevilla

Buenos días a tod@s!!!

Hoy os traemos un interesante artículo sobre la Catedral de Sevilla. Esperamos que os guste!

Así se construyó la Catedral de Sevilla

'Anatomía de la catedral de Sevilla' es el libro de dos vidas. Una es evidente: la del templo metropolitano, el mayor edificio gótico de la cristiandad; otra, escrita entre líneas, es la de su maestro mayor desde hace más de 25 años, Alfonso Jiménez Martín, colaborador necesario en la trascendental transformación acometida en la gestión del edificio desde los años ochenta.

El mejor resumen de media vida dedicada a la conservación de la catedral sevillana está contenido en ese libro, premio Archivo Hispalense en 2012, y que acaba de editar la Diputación de Sevilla. Originado a partir de la web La Montaña Hueca, creada y alimentada por su autor, el libro relata la historia de la construcción del templo a través de tres temas básicos: las fuentes documentales, las formas arquitectónicas y las fechas.

Es éste último apartado, el de las fechas, el más extenso y el núcleo real del estudio. Jiménez aporta la primera datación exhaustiva de las fases de construcción, enmarcadas entre los años 1433 hasta el 10 de octubre de 1506, cuando, en presencia del Cabildo, se coloca la 'clave postrera' en lo más alto del edificio, el cimborrio.

En la fecha inicial reside una de las novedades del estudio. 1434 es el año del que se tiene la primera constancia documental del inicio de las obras. Los libros de contabilidad del Cabildo reflejan en ese momento el coste de la contratación de los barcos que transportarían la piedra desde El Puerto de Santa María hasta Sevilla, Guadalquivir arriba. Los estudios precedentes habían fechado el comienzo de las obras en torno a 1401, pero ningún documento fidedigno permite seguir apostando por esa fecha.

72 años de obras

Los archivos consultados por Alfonso Jiménez guardan más de medio centenar de hitos relevantes en ese periodo de 72 años de construcción. Algunas veces, fechas exactas, como la de la piedra postrera; en otras muchas, apenas una referencia temporal que apenas permite conocer si alguna pieza del edificio estaba terminada o en obras cuando se comenzó a levantar otra.

A partir de esos datos, el maestro mayor recompone a modo de un gigantesco puzzle el relato de la construcción del templo. Sostiene que el derribo de la mezquita almohade se producía en función del avance de la nueva obra gótica: «[...] en 1458 aún había partes del edificio viejo en pie, lo que sugiere que sólo derribaban, cuando les interesaba, aquellas partes que se veían afectadas directamente por las obras o las que era imposible mantener».

Fueron siete décadas de trabajo intenso que podrían haberse reducido si no se hubieran alterado los planes iniciales. El autor sostiene que sin las modificaciones introducidas en las actuales capillas de San Pedro y San Pablo, probablemente relacionadas con el panteón de los reyes, la construcción se habría terminado antes de concluir el siglo XV.

Pero si existen dudas sobre la fecha de inicio de las obras, tampoco es fidedigna la de su final. Jiménez sostiene que la ceremonia reflejada con todo lujo de detalles en los libros de la Catedral, la del 10 de octubre de 1506, parece más bien «un acontecimiento propagandístico para lucimiento de los mecenas de última hora [el duque de Medina Sidonia y Don Fadrique Enríquez] que un auténtico final de obra». Tres años después aún se seguían recibiendo y contratando imágenes para esta bóveda. Al fin y al cabo, como gusta decir al maestro mayor, la obra de la Catedral nunca se terminará del todo.

Y la mejor prueba de ello es que sólo cinco años después de la 'ceremonia ficticia' de terminación, en 1511, el cimborrio se fue al suelo. Es, dice Jiménez, el año del 'gran fracaso', posiblemente motivado por las prisas con las que se quiso dar por concluidas las obras.

Las respuestas estaban en Oñate

Los expertos creían conocer casi todo de la Catedral de Sevilla hasta que hace seis años, y casi por casualidad, apareció en el convento de Bidaurreta, en Oñate (Guipúzcoa) el que hasta ahora es el plano más antiguo de su planta. El plano de Bidaurreta, como ha venido en llamarse, ha obligado a revisar muchas de las convicciones que hasta ahora se daban por seguras sobre la obra del templo. Alfonso Jiménez, que participó en su identificación, sostiene que el plano debió de elaborarse en 1488, posiblemente por Juan de Hoces, y que es una copia del original, atribuido al maestro Ysanbarte.


Articulo aparecido en la edición digital del periódico El Mundo
http://www.elmundo.es/andalucia/2013/12/10/52a6cc3d6843417d218b456c.html)